Fábulo contador de historias, esta vez ha atravesado el océano en barco de papel, en globo, en cóndor, en patinete y en delfín, y le han dado la vuelta a las palabras como a un calcetín: «para empezar bien el día, una buena poesía, para que no te duela la panza, dos o tres adivinanzas y para irte a la cama contento, un buen cuento».